domingo, 29 de diciembre de 2019

Las suplantaciones



Un hombre solitario, que lleva una vida anodina en Madrid, que se dedica a leer novelas, escuchar música clásica y pasear por El Retiro, recibe, un buen día, una carta procedente de Praga, de su familia paterna. En la carta se le demanda urgentemente su presencia en la capital checa. A la llegada a la ciudad se tropieza con una extraña y descacharrante historia. Su primo, George Simurg, que tiene su mismo nombre, su misma edad y un extraordinario parecido, se ha transformado en un gran insecto, una suerte de cucaracha gigante. Así se inicia la aventura de Las suplantaciones (M.A.R. Editor, 2019), con un absorbente punto de partida que parece remedar en cierta medida lo acontecido en el inicio de las dos primeras novelas de Pedro Pujante (El absurdo fin de la realidad y Los huéspedes) y que sitúa la historia en un terreno resbaladizo, en donde el lector se siente atraído y desconcertado a partes iguales, asumiendo la ineludible necesidad de aceptar que todo lo que ocurre navega entre la realidad contada en el relato y el sueño imaginado por el escritor.
            Afrontando las dificultades que entraña adentrarse en este relato onírico, Pujante se atreve a desdoblar a su protagonista, que de continuo establece diálogos consigo mismo y, además, suplanta la personalidad de su primo, adquiriendo por así decirlo una nueva identidad, que le permite hablar en checo, penetrar en un misterio que se dilucida en los sótanos del hotel Savoy o entablar una relación amorosa con Felice, la novia de su primo. La suplantación convierte al protagonista en un individuo instalado en Praga, integrado en la ciudad de tal forma que pareciese haber estado allí siempre, al tiempo que adquiere una cierta levedad, ligereza, asaltándole también una espontánea alegría. La suplantación, además, actúa como elemento que pone en evidencia la dualidad. No es casualidad, en este sentido, que el primo del protagonista trabaje para una empresa de máquinas fotocopiadoras. Todo parece duplicarse, tanto las personas como los grupos o clubes que funcionan comos sectas mistéricas en la ciudad de Praga. La suplantación de George Simurg es, en definitiva, sólo el punto de partida de una serie de transformaciones, que provocan un delirio que sume a la ciudad de Praga en la más absoluta anarquía. Las suplantaciones lo inundan todo, con clonaciones, cambios de identidad e implantes de memoria. Es un proceso en donde la acción se desata en el interior de la historia. La realidad parece estar diluyéndose, transformándose, ante los sorprendidos ojos del protagonista. 
En Las suplantaciones quizá asistimos, tan sólo, a un juego ancestral, “prácticas relacionadas con la identidad, con el tiempo, con la realidad y con las percepciones de nuestros sentidos”. ¿Qué cabe intuir, pues, de los sueños, de las imágenes de Londres o Barcelona que surgen en la memoria de George Simurg? Quizá, también, cabe sospechar que asistimos a un extraño viaje, como el que supuestamente hace el protagonista a Londres, en el que parece no haber salido nunca de Praga y en el que tiene un encuentro azaroso en un lugar que parece apartado de la realidad. Quizá, finalmente, cabe pensar que la transformación que sufre el primo del protagonista es la misma que experimenta el héroe de Kafka, por lo que se puede afirmar que lo que se está contando aquí es lo que en la novela del escritor checo queda entre bambalinas, a saber, lo que ha imaginado Pujante que ocurre en el exterior, fuera de la habitación donde se encuentra el monstruoso insecto gigante.
            El delirio de la historia acaba aquí y nos lleva a pensar que la ficción, definitivamente, ha suplantado a la realidad, que todas las vidas, como consecuencia de las sucesivas suplantaciones, son imaginarias, falsas. Todo se ha difuminando en las páginas de este relato onírico.