sábado, 27 de febrero de 2016
Exportar la libertad
En 2007 Luciano
Canfora publica Exportar la libertad. El
mito que ha fracasado (Ariel, Barcelona), un ensayo que, siguiendo la línea
de Crítica de la retórica democrática,
pone en evidencia la forma de operar de la Realpolitik ,
los intereses velados que definen la política de los llamados paladines de la
libertad y la democracia. El ensayo se abre con un extraordinario texto de
Benedetto Croce, escrito al finalizar la segunda guerra mundial, en el que a la
vista del posible castigo a la
Italia de Mussolini, el historiador italiano expone con
ironía la posición inglesa frente al franquismo y cómo tanto primero
conservadores como luego liberales deciden sostener el régimen franquista. El
término “exportar la libertad” que da título al libro está tomado de una
soflama de Robespierre durante el gobierno girondino. Robespierre advertía de
los peligros que suponía exportar la libertad, la revolución, a través de la
guerra cuando todavía no se había consolidado la libertad en Francia. El
fracaso de esta idea, anunciada por Robespierre, no impidió, como se sabe, la
expansión y la conquista militar con Napoleón. Y lo que es más sorprendente,
Canfora encuentra en textos literarios de la época, entre los jacobinos,
justificación a la labor “liberadora” de Napoleón entre los pueblos de Europa.
Quizá como jacobino convencido, Canfora se pregunta en qué se equivocó el
jacobinismo en ese momento, aun a riesgo de reconocer su “legado de ideas y
críticas”.
No obstante, el punto de partida del
ensayo no podía ser otro que una reflexión sobre el concepto de libertad entre
los griegos. Y entonces descubrimos los vaivenes de la política. Tras las
guerras médicas, Atenas impone su régimen democrático y amplias libertades en
las ciudades aliadas. Pero con el tiempo la alianza se traduce en imperio. Al
iniciarse la guerra del Peloponeso, sin embargo, Esparta arguye que defiende la
libertad de los griegos para acabar con el imperio ateniense. Trata de seducir
a los aliados atenienses en busca de la defección. Y, curiosamente, la guerra
se acaba cuando Esparta pide su apoyo a los persas, tradicionales enemigos de
la libertad de los griegos. Al pasar de la Grecia antigua a la revolución francesa y de
Napoleón al avance soviético, Canfora observa ciertos paralelismos que es
preciso no desestimar. En la victoria de Stalingrado encuentra un efecto
liberador para toda Europa centro-oriental y también para la lucha contra el
fascismo. En lo que ocurrió después, con el avance soviético, halla ciertas
similitudes con el prestigio ateniense tras las guerras médicas, que derivó en
imperialismo, y con la expansión de la revolución francesa por Europa. Yendo
más lejos todavía, Canfora compara la situación de Hungría y la revuelta
popular de 1956 contra el Estado-guía, es decir, la Unión Soviética , con la
revuelta de Samos en 441 a .
C contra el imperio ateniense. Samos no recibió apoyo de Esparta. La OTAN tampoco movió un dedo para
apoyar la revuelta en Hungría.
La historia de Afganistán desde el
siglo XIX permite a Canfora formular la idea de “el gran juego”, la forma en
que la Realpolitik se ha
aplicado sobre esa zona del Asia central por los afanes imperialistas de Rusia,
China e Inglaterra primero y por los intereses de Estados Unidos después, hasta
llegar a la intervención soviética de finales de los años 70 con la intención
de “liberar” Afganistán. La experiencia afgana es un claro ejemplo de lo que
Canfora denomina la Realpolitik , una
muestra evidente de la relación entre “exportación de la libertad” y “política
de potencia”. No obstante, la interpretación de Canfora parece sugerir
que la incapacidad del gobierno prosoviético en Afganistán para estabilizar un
Estado laico ha derivado en el fundamentalismo islámico con las
consecuencias por todos conocidas. La apuesta por un gobierno jacobino en
Afganistán se antojaba en la visión de Canfora quizá la más opción más
fiable.
La intervención reciente de Estados Unidos en lugares como Irak, Camboya
o Chile son ejemplos que emplea Canfora en el ensayo para demostrar que bajo la
apariencia de una exportación de la libertad se encuentran los deseos y las
exigencias de una gran potencia en cada momento. En la actualidad, la retórica
de “exportación de la libertad” se ha enfocado hacia otra cuestión tras la
caída del bastión soviético, hacia la lucha contra el fundamentalismo islámico
y el terrorismo, que atentan contra lo que Canfora denomina irónicamente pax americana. Lamentablemente,
esa parece la conclusión que se desprende de las palabras del historiador. El
vacío ideológico que ha dejado el comunismo ha sido sustituido por el
islamismo radical.
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