domingo, 29 de noviembre de 2015

Mi Gaudí espectral

Rafael Argullol ha escrito un relato sobre la figura de Gaudí que explora, a medio camino entre la ficción y el ensayo, la relación de amor y resentimiento entre Barcelona y el arquitecto. El libro, Mi Gaudí espectral (Barcelona, Acantilado, 2015), que se podría incluir dentro del proyecto que el propio autor ha denominado escritura transversal, pone de manifiesto la obsesión de Argullol por la Sagrada Familia. La historia se inicia con unas anotaciones sobre la muerte de Gaudí, con la mitología creada en torno a este evento y, sobre todo, con la mirada de un niño que empieza a vislumbrar en sueños el espectro de Gaudí. Los encuentros ficticios que desde la infancia el escritor ha soñado establecer con el arquitecto van marcando el ritmo de la narración y sirven a Argullol para construir una imagen de Gaudí en la que se combina la mitología popular con el afán por escrutar la belleza.        
            El tono autobiográfico del relato permite relacionar al arquitecto con la historia de su ciudad, con los acontecimientos de la Semana Trágica, con los incendios de iglesias en la guerra civil, con el desarrollo urbanístico de Barcelona. Argullol cuenta los altibajos que ha tenido la figura de Gaudí en el imaginario popular, el sentimiento de rencor latente entre unos profesores de la Escuela de arquitectura que veían la modernidad en otro lugar, y que consideraban a Gaudí un arquitecto anclado en el pasado. Arquitecto de Dios, arquitecto de los pobres, viejo loco, pobre diablo, las imágenes que suscita la figura de Gaudí se van sucediendo en la narración, mientras el escritor ve al espectro cuando sube a ver la Sagrada Familia, cuando contempla la Pedrera o cuando se adentra en la cripta de la Colonia Güell.
Obsesionado por la cuestión de la fe, Argullol trata de acercarse a la espiritualidad de Gaudí para entender la forma en que se plasma la belleza. El taller del arquitecto es presentado como una cueva, un lugar en el que Gaudí vive alejado de la vida cotidiana, en su mundo espiritual, ajeno a la realidad. Y la Sagrada Familia se convierte en una conquista del espíritu, el proyecto redentor de Gaudí. Así pues, si la inspiración del arquitecto se encuentra en el gran libro de la naturaleza la Sagrada Familia se concibe como una prolongación de la obra divina en la naturaleza. En 2009 Argullol contempla la Sagrada Familia desde lo alto, montado en un helicóptero. En el momento en que el sol está en todo su plenitud tiene la sensación de que la luz inunda el edificio concediendo un “halo de armonía” a la ciudad. Entonces nos percatamos de que Mi Gaudí espectral es una narración que trata de comprender la relación entre la Sagrada Familia y Barcelona. Es un libro concebido desde esa perspectiva. Un año más tarde, Argullol asiste a la consagración de la iglesia por parte del Papa. Es en esa ceremonia cuando se da cuenta de que la Sagrada Familia, como todas las grandes obras, desnuda a la ciudad, la hace más frágil. Quizá el templo sea la expresión del fin de una época, de la decadencia del cristianismo o del inicio de algo nuevo. Lo que queda en todo caso es la imagen de una concha reflejando la luz del cielo, pues esa luz es la que traslada el arquitecto a la piedra para captar sin duda alguna la belleza.