1. Patricio Pron
siempre ha gustado de los juegos literarios, de las bromas, porque una broma
seria es la esencia de la literatura. Braga/Praga o De la juventud es
algo de eso, y mucho más. Es un relato auspiciado por tres editoriales
(Delirio, La Moderna Editora y La uÑa RoTa) y tres librerías (Intempestivos, La
Puerta de Tannhäuser y Letras Corsarias), lo cual, desde luego, no es poca
broma. El caso es que el narrador de la historia sufre una confusión en un
viaje a Praga, llevándose dos libros de viaje sobre Braga, porque es joven y
terriblemente serio. Cuando uno es joven, además, siempre tiene prisa. Veinte
años más tarde viaja a Braga y, ahora sí, se lleva los dos libros sobre la
ciudad, pero pronto los abandona en una gasolinera, porque cuando se cumplen
años ya no se tiene prisa. El narrador gusta de las bromas: su proyecto es
“visitar Braga como si fuese Praga, enmendando un error juvenil”. Busca
similitudes entre las dos ciudades, pero encuentra más diferencias que
semejanzas. El posible fracaso del proyecto se retrasa cuando piensa que pueden
surgir similitudes en otro lugar: la idea que planea es la de “reproducir los
trayectos que había hecho veinte años atrás” en Praga, buscando, con
ello, en Braga, ‘ciertos estados de ánimo’, ‘ciertas impresiones’. El proyecto
de crear una Praga imaginaria en Braga es falso, es una simulación, un
simulacro, pero novedoso, original. La imitación se convierte así en “una forma
de restitución del tiempo perdido y de la juventud también perdida”. El
fracaso del proyecto se pone en evidencia, finalmente, ante la imposibilidad de
encontrar semejanzas entre las dos ciudades: no se pueden hacer los mismos
trayectos juveniles de Praga en Braga, no se puede visitar Braga como si fuera
Praga. Pero lo que todavía es peor: el narrador se percata de que el proyecto
“estaba viciado por un error mayúsculo, brutal”. El paso del tiempo ha
operado de forma irreversible, el pasado es demasiado amplio y el proyecto se
presenta como inabarcable. En Braga, sin embargo, el narrador descubre que
sigue siendo joven, que sigue teniendo prisa y que sigue tomando decisiones
equivocadas. Todo está abierto, aún puede buscar el carácter único de la
ciudad.
2. En un relato sobre la identidad y la diferencia, como es el caso de Braga/Praga o De la juventud, la imitación se manifiesta como una creación artística en la que se revela, como en el Pierre Menard de Borges, “la relación entre literatura e ironía, entre literatura y plagio, entre plagio y apropiación, entre apropiación y creación, entre artes visuales y literatura”. Se advierte, en todo caso, en este juego literario, que Pron no menciona nunca la palabra 'tradición', pero cuando habla del juego de repetición y diferencia, inherente a la literatura, o cuando se refiere al enriquecimiento que produce rehacer un recorrido, ¿de qué está hablando realmente? ¿Acaso no es necesario pensar en los caminos de la tradición? ¿No es el propio Borges quien, finalmente, nos ofrece la lección definitiva? En su inacabada Biblioteca personal, hablando de Eugene O’Neill, el bardo ciego escribió lo siguiente: “comprendió que el mejor instrumento que les ha sido dado a los hombres para renovar o innovar es la tradición, no servilmente remedada sino ramificada y enriquecida”. Pues sí, la imitación es mímesis, es un juego, es una representación, es tradición.
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