martes, 28 de febrero de 2017
Variaciones sobre tema mexicano
En 2002 el Fondo
de Cultura Económica publica Variaciones
sobre tema mexicano, de Luis Cernuda, celebrando de este modo el
cincuentenario de la primera edición. El poeta escribe este ensayo nada más
llegar a México, en 1952, en el contexto de una colección sobre el ser del
pueblo mexicano. Precisamente este tema había pasado desapercibido a los
escritores españoles del siglo XIX, desinteresados por los territorios
coloniales. De hecho, el propio Cernuda señala que, en principio, su posición
no distaba mucho de la de Larra o Galdós. Hasta que el azar –y la guerra civil-
sitúan al poeta en México. Después del exilio en Inglaterra y Estados Unidos,
Cernuda siente el placer de volver a escuchar la lengua española. Así se
inician estas variaciones.
El poeta contempla obsesivo el paisaje, descubre sus secretos mientras
pasea por el palacio de Miravalle, se fija en la dignidad del cuerpo femenino o
en el reposo de los cuerpos masculinos, en los ojos y la voz, en los atavíos y
en las actitudes, gusta de escuchar la música que tocan unos campesinos
rústicos, contempla la forma en que vida y muerte están entrelazadas, a la
vista de todos, en la cultura mexicana, observa a los pobres vendedores de
flores, se recrea, en definitiva, en el exótico misterio mexicano. Cernuda
capta este misterio en el interior de las iglesias, en la mezcla de lo sencillo
y lo barroco, en objetos donde anida la muerte. Y es que al adentrarse en territorio
mexicano, Cernuda advierte cómo el dolor y la pobreza, el fondo religioso y
sensual, la adoración a las imágenes o el sosiego remansado de las cosas se
asemejan al de su patria. Y contemplando un patio recuerda su infancia
andaluza.
Cernuda encuentra afinidad con el pueblo –mexicano- en el cuerpo más que
en el espíritu, se identifica con el indio, ese hombre a quienes otros pueblos
llaman no civilizado, y se queda absorto mirando el crepúsculo en el cielo, los
colores que se reflejan en las aguas del mar. Esta identificación con una nueva
tierra esta plagada de nostalgia. Una tonada musical evoca un lugar, un
espacio. Ensimismado en un jardín, que se asemeja a un rincón secreto, entre la
desolación, siente la espera en continuidad con el pasado, como si estuviese
perdido en una intersección del tiempo. La soledad y el tiempo de ocio en la
playa, mientras alborea, contribuyen a un momento irisado y perfecto.
Entre la
mirada y la palabra, allí donde reside la poesía, entre la posesión del cuerpo
como impulso vital, Variaciones sobre
tema mexicano encuentra un espacio para la búsqueda del instante deseado,
que se fragua en el amor del poeta hacia todo lo que ve.
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